jueves, 16 de julio de 2015

NOPOKI

NOPOKI
Nopoki (en lengua shipiba significa “estoy aquí”)  es una universidad creada a unos kilómetros de Atalaya donde se imparte las carreras de Educación, Ingeniería Agrícola y Administración. La idea original del Monseñor Gerardo Zerdín, vicario Apostólico y obispo de San Ramón, hace diez años fue crear una universidad en la que se pudieran formar jóvenes procedentes de diversas comunidades indígenas del Perú (Yines, Shipibos, Asháninkas, Awajuns, Matchiguengas, Yaneshas, Ashéninkas, etc.) y luego volver a sus comunidades y contribuir en el desarrollo de su pueblo. Los jóvenes asisten a clases bilingües en castellano y las respectivas lenguas, que son numerosas y de las que hay profesores especialistas en la universidad.
El problema hasta ahora era que los jóvenes indígenas que querían acceder a estudios superiores se tenían que desplazar a Lima para ello y no disponían de los recursos económicos para ello y cuando lo hacían, eran frecuentes los casos en los que para encontrar trabajo se quedaban en la zona de la costa y no volvían a sus comunidades, lo que impedía que progresan los pueblos indígenas. Por otra parte, también sucedía y sucede aún que son pocos los profesores que están dispuestos a trasladarse a la selva a impartir sus clases en las escuelas, ya que procediendo de la costa o de la sierra el transporte para poder visitar a la familia puede durar varios días. Nopoki supone pues una solución a la falta de profesorado y, sobre todo, es una apuesta por mantener la identidad de las comunidades indígenas y mejorar su nivel educativo y con ello su desarrollo.

Los estudiantes procedentes de las comunidades indígenas reciben la educación y la manutención en los albergues de forma gratuita. Al profesorado se le paga con los fondos de la Universidad Católica Sedes Sapientiae, con sede en Lima, y la manutención corre a cargo del Vicariato Apostólico de San Ramón, que se mantiene por donaciones de diversas organizaciones, ONGs, etc. El primer día nos enseñan las instalaciones donde hay placas en cada pabellón indicando los donantes y veo, entre otras muchas, referencias a Burgos, Castilla y León y Ubrique. El padre Curro es español y en sus viajes a nuestro país solicita ayuda con la que se van haciendo proyectos. Y así, recibiendo ayudas de estos y aquellos van sacando hacia delante la universidad.  Cuando pregunto por la financiación y escucho esto (“nos mantenemos gracias a la Providencia”) no puedo evitar sorprenderme. ¡¡¡Cómo es posible poner en marcha un proyecto en el que depende la manutención de 150 estudiantes de las donaciones!!! Pues así es desde hace 10 años.

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