jueves, 16 de julio de 2015

SIN WHATSAPP, SIN INTERNET, SIN AGUA POTABLE Y HOY SIN ELECTRICIDAD

El domingo nos despertamos en Nopoki sin electricidad. Al parecer es corriente que se den cortes de luz ya que Atalaya se abastece eléctricamente con un generador que dado el aumento de la población ya no da abasto para cubrir las necesidades. En cuanto se hace de día sobre las seis y media de la mañana es posible que se corte la luz. Menos mal que nos habían avisado y teníamos un termo de agua hervida para ponernos el té. Es curioso que uno/a se acostumbra a todo. Los primeros días se echa de menos el whatsapp y el estar conectado a las personas que queremos en España, pero cuando nos damos cuenta de que es muy difícil el acceso a ordenadores con internet, de que apenas si hemos encontrado zonas wifi desde que estamos en el país y de que cuando encontramos lo uno o lo otro la red llega con tan poca intensidad que la carga y descarga de información es interminable, uno/a se conforma pues.

El tema del agua también es interesante. En todo el país no es posible beber agua del grifo. Es necesario hervirla antes por lo que no se recomienda el consumo de helados, bebidas frías con hielo, ensaladas (ya que es necesario lavar las verduras con agua), etc. ya que no se sabe si para su elaboración se ha usado agua potable. Todo lo tenemos que comer cocinado, cocido, sancochado como dicen acá.

Tampoco hay agua caliente en donde nos encontramos en la selva. En el albergue nos duchamos con agua fría, pero es algo a lo que nos acostumbramos rápidamente.
Cuando pienso en todo esto imagino que en España me habría desesperado.  Sin vitrocerámica no puedo comer y estaría muy preocupada pensando en que se me va a descongelar el frigorífico. Aquí, sin embargo, se calienta la comida con un fuego de leña que se recoge directamente de los alrededores de la universidad y en la cocina  de un albergue de 300 personas tiene un pequeño refrigerador para algunas cosas, todo lo demás es fresco, recién recolectado y se cocina y come sobre la marcha. Vamos, que no hace falta preocuparse por nada, ni por el frigorífico, ni por nada.
A todo esto uno/a acepta las cosas, se acostumbra, se tranquiliza.

Aquel día fuimos al río, nos bañamos y lo pasamos chèvere.


  

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