jueves, 9 de octubre de 2014

¡Adiós Managua!


Bueno, llegó el final, tenía que ser algún día. Creo que he dado abrazos y besos a cada uno de los 50 niños y niñas! Y todavía me va a costar despedirme de mis compañeros. Esta entrada de blog es para hacer balance de la experiencia y recomendarla o no. Supongo que depende de qué busca la persona que viene. La verdad es que ya no lo veo como un acto de solidaridad. Cuando el educador con el que he estado trabajando codo a codo este tiempo me ha pedido que vuelva, lo primero que le he dicho es que mi dinero del vuelo les podría ayudar aquí más que yo y yo podría colaborar en algún proyecto similar en España. Ojo, ¡que me encantaría volver! Venir a Managua para mí ha sido un privilegio. Me he sentido parte de un proyecto que admiro, he trabajado con gente de la que he aprendido mucho y me ha mostrado una realidad que no hubiese podido descubrir por mi cuenta, me he visto expuesta a situaciones nuevas que me han obligado a buscar otros recursos, a mejorar profesional y personalmente y, sobre todo, he disfrutado de la convivencia con toda la gente aquí, de las risas, de los juegos, las charlas y los buenos ratos. Todo en un país muy diferente al mío con paisajes increíbles. En fin, que me llevo mucho más de lo que he dado. ¿Si recomendaría la experiencia? Definitivamente, sí. Me toca ahora decirle adiós a Managua y volverme a mi vida cómoda y segura, pero voy a echar ésto mucho de menos.



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