sábado, 17 de noviembre de 2018

“Hun noviembrenhmun nokun ishpin kusakinon. Hun noviembrenhmun yovanhai hahinvo” “En noviembre nos quitamos las espinas, en noviembre hablamos de mujeres” (Lengua Amahuaka)



Las publicaciones que llevaré a cabo durante el mes de noviembre van dedicadas especialmente a las mujeres que aquí me rodean. En esta entrada, me gustaría ser algo más teórica, de forma que pueda contextualizar todos y cada uno de los detalles que quiero trasmitir.
Hoy me interesa hablar de hermandad, de sentido de comunidad, de respeto y de ayuda.
Al poco tiempo de llegar a NOPOKI, por casualidad, se presentó una situación muy especial. Un pequeño grupo de chicas querían conocerme, querían preguntarme cómo es mi vida. De esta forma, aproveché la ocasión para extenderme en aquellos aspectos que me definen, en hablar con paciencia y cuidado de mi lucha y, por tanto, compartir puntos de vista y opiniones diferentes a la vez que fascinantes. Esa es la riqueza de los feminismos.
Utilizar un único discurso y además hegemónico para extrapolar la realidad, no solo es erróneo, sino que es peligroso y desagradable.
Me viene a la cabeza mi primer día en la asignatura “Género y Feminismos”, donde nos explicaban que el feminismo comenzó tras la Revolución Francesa, a raíz de la lucha ciudadana. En este caso, tanto hombres como mujeres exigían derechos civiles y donde, finalmente, resultaron beneficiados solo la mitad, excluyendo así a las compañeras de batalla, que al igual que los hombres cavaron las trincheras de la libertad.
Sí, así fue como empezamos a darle nombre a todo este movimiento, pero no olvidemos que hablamos de Europa.
En el transcurso de la asignatura esperaba encontrarme los comienzos de los feminismos en otros lugares del mundo, pero mi sorpresa fue la limitación de contenidos, ya que solo hablaríamos de Europa y EEUU, por tanto, la acotación de la lucha feminista es muy notable y por ello, cuando hablamos caemos en aspectos etnocentristas y eurocéntricos, definiendo opresiones que solo nos afectan a las mujeres blancas que cómodamente tenemos un estatus de poder, principalmente por cuestiones raciales y/o étnicas.

La tercera Ola del feminismo lleva en sus entrañas la palabra “pluralidad”. De este periodo emerge la diversidad y el reconocimiento de la individualidad de cada mujer, ya que en este mundo somos tan diversas como mujeres existimos. Por ello, hay un avance en los discursos feministas, pero insuficiente para abarcar dicha pluralidad. Por eso, hoy quiero dejar a un lado mis privilegios y escuchar, a la vez que entender, otras formas de llevar a cabo la lucha. Me gustaría aclarar que no soy indicada para hablar de ello, ya que pueden parecer contradictorias mis palabras, de esta manera me anticipo y os pido disculpas si existen residuos hegemónicos en mis líneas.
Los feminismos originarios indígenas son múltiples y diversos en función a las culturas de cada pueblo, compartiendo así un aspecto muy característico, “el sentido de comunidad”. En esta línea, la realidad se transforma con el cuidado de aspectos vitales, estar en conexión con la tierra y buscar espacios para una misma. Las tareas van a estar definidas por el sistema de supervivencia, que alterado a raíz de la colonización, se entremezcla con pautas y aspectos distorsionados debido a la proyección inadecuada de realidades extrañas.
Vuelvo, por tanto, al principio, donde después de mantener una larga conversación con las chicas, les pregunto qué significado tiene para ellas la palabra “mujer”. Muchas respuestas estaban adornadas sin intención alguna con adjetivos que responden a características estereotípicas y de roles de género. De entre todas respuestas, la de Blanquita no solo fue una definición, sino un análisis bastante profundo del concepto que de forma muy atinada respondió lo siguiente:
“Una mujer es una persona. Una persona capaz de realizar cualquier cosa que se proponga por más contratiempos que se le presenten. Para algunas mujeres es más fácil y para otras, más difícil. En definitiva, la vida depende de una misma; yo por ejemplo estoy hoy aquí, estudiando, formándome para ser una buena profesional. Créeme, ha sido muy complicado llegar hasta donde estoy, pero de lo que estoy segura es de seguir viviendo y ayudar como lo han hecho conmigo. Marina, una mujer es todo, es infinita”.
En este sentido, vuelvo a la idea del respeto de los tiempos, de las culturas y de los modos de vida. En algunas ocasiones, gente de España me dicen:
Pero, allí habrá más machismo que aquí ¿No? Allí las formas de pensamiento son muy retrogradas ¿No? […] Y un sinfín de preguntas, que desde el desconocimiento reproducimos, con el objetivo de pensar lo bien que vivimos y estamos, en cuanto a políticas de género, obviando los feminicidios que tenemos en nuestro país cada día.
Por supuesto el machismo está presente en el día a día, pero tenemos claro que se debe a la respuesta de la propia estructura que definen los sistemas sociales y que recibe el nombre de patriarcado. De esta forma, no podemos decir o medir que haya más o menos machismo en función al desarrollo social de un país, lo acertado sería reconocer que el machismo es la expresión del sistema patriarcal que se despliega en función de los tiempos de un determinado territorio y que estas formas asesinan todos los días a mujeres.
Por desgracia, la violencia institucional, económica, física, psicología, simbólica, entre otras, que sufrimos las mujeres es común en todos los lugares del planeta. Por tanto, no vale afirmar o decir que “nosotrxs” estamos mejor por vivir en un lugar u otro, eso significa eximir responsabilidades, perpetuar las desigualdades y aumentar el estigma de aquellos pueblos con diferencias culturales y sociales.
Cuando me siento con ellas logro entenderlas, porque en definitiva hablamos el mismo lenguaje. Nos gusta reír, nos gusta llorar, nos gusta renegar, nos gusta escuchar, nos gusta compartir, nos gusta soñar… Y dejadme decir que es la expresión pura de la Sororidad, al igual que la trenza del cabello, estamos unidas en hermandad.
¡Ramamun kuhinmun konkuhin yohiavo hiyanan! ¡Tii toha hikokin! (Lengua Amahuaka).
¡Pronto tendréis noticias mías! ¡Un gran abrazo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario