Uno de los
principales objetivos de Nopoki es la formación de maestros que puedan impartir
clases en castellano y sus idiomas maternos cuando regresan a sus comunidades.
En su último año, los estudiantes de educación hacen unos meses de práctica en
diversas comunidades. Estas suelen ser pequeñas y aisladas, pero hay también
varias alrededor de Atalaya.
La semana pasada
acompañamos al infatigable Padre Curro, en su visita a varias comunidades
Asháninkas cercanas. El lunes visitamos las escuelas de Garzacocha, Ipaniquiari
y Canuja. En la primera, la comunidad más necesitada, solo había dos aulitas de
primero a sexto. Una choza de madera repleta de niños sonrientes y mirada
curiosa ante los dos gringos blancos y gigantes.
A cambio de unas
canciones en su lengua, el Padre Curro deleita a todos con un repertorio sobre
los dedos de la mano y el amor de Dios. Siempre se nos quedará la imagen del
Padre cantando con los chicos en su voz de barítono ronco, ignorando el dolor
insoportable de su rodilla y manteniendo su sonrisa contagiosa. Un misionero de
ejemplo, comprometido con todo corazón
Al final repartimos
chochokis a diestra y siniestra (quien lo encuentre en Google se gana uno),
además de material escolar donado desde Córdoba y arrastrado en nuestra famosa
maleta solidaria. Sobre todo los lápices de colores iluminaron las caritas de
los pequeños.
Escuela de Garzacocha
Escuela de Garzacocha
Ipaniquiari es
bastante más grande y ya cuenta con carretera propia de barro, aunque hay que
atravesar el campo de fútbol para llegar a ella. Que los maestros en práctica
de Nopoki encajan bien allí, queda patente por la pandilla de niños que les
siguen como pollitos a todas partes.
El enclave de
Canuja se encuentra en un promontorio espectacular sobre el río Tambo, y cuenta
también con dos aulitas, de primero y segundo en una, y de tercero a sexto en
otra. De nuevo destaca el arte y amor de la enseñanza por la decoración
artesanal de las aulas, con mensajes claros y sencillos en ambas lenguas.
Padre Curro deleita a todos con un repertorio sobre los dedos de la mano y el amor de Dios
Canuja sobre el río Tambo
Padre Curro deleita a todos con un repertorio sobre los dedos de la mano y el amor de Dios
Canuja sobre el río Tambo
Desafortunadamente
tenemos que recortar la visita porque algunos que nos acompañan no quieren perderse
la comida, así que nos quedamos con el sudor puesto y las ganas del baño
prometido.
Para completar la
ronda, fuimos el jueves a visitar las comunidades de Aerija y Sapani, con la
pick-up hasta la bola de alumnos con ganas de bañarse. Aerija se encuentra a
media hora andando desde Nopoki, pero cuesta por lo menos otra media hora más
atravesarla, a pesar de contar con un puñado de casas dispersas. Después de
cantar la canción de los dedos en la primera aula, el Padre Curro se queda sin
aliento, y le pasa la batuta a Carmen, que suda la gota gorda cantando la canción
del cocodrilo y el orangután. Me mira de reojo, pero afortunadamente ya no
quedan más aulas… (A pesar de ser holandés, es increíble la capacidad que tiene
Marco para hacerse el sueco… CARMEN DIXI ;-)
Escuela de Aerija
Rumbo a Sapani me
pongo de pie detrás de la cabina para montar el pick-up como una tabla de surf
y disfrutar del exuberante paisaje selvático. Y quemarme la cara. En la
siguiente escuela, nos dejan directamente solos en el aula, y le hacemos la
competencia al Padre con la canción de los deditos. El Amor de Dios se queda en
el aire… Ya no quedan chochokis, y Carmen sigue cantando con la esperanza de
que llueva.
Después de una
carrera de rally atravesando ríos y montes, llegamos al tan esperado oasis de
la cascada para bañarnos. Cada uno se cambia como puede, o se tira con todo y
ropa directamente al agua. Hay de todo, poza, salto, jacuzzi y peces
limpiadores de piel, todo 100% natural y sin recargo.
Salimos a regañadientes para llegar tarde al almuerzo. Y eso que había arroz con frijoles y plátano. Pero disfrutamos como enanos con una coca cola y una ensalada improvisada de palta (aguacate) y tomate con sal y limón verde.
Salimos a regañadientes para llegar tarde al almuerzo. Y eso que había arroz con frijoles y plátano. Pero disfrutamos como enanos con una coca cola y una ensalada improvisada de palta (aguacate) y tomate con sal y limón verde.
La semana termina
igual de movida que comenzó. El cumpleaños del Padre Curro se alarga desde el
miércoles por la noche hasta el sábado de madrugada. Parece una boda gitana. El
viernes cenamos res asada con yuca zancochada en la casa parroquial, acompañada
con un buen vino en bota entre flautas y ritmos peruanos. ¿Y quien iba a pensar
que Carmen bailaría unas Sevillanas con un Padre maño en la selva central de
Perú...? (Y que Marco bailaría esa noche
más que en toda su vida, lambada incluida, para envidia de algunos y algunas...
CARMEN DIXI ;-)
Yo quiero chochokis de naranja. Ya sé que Carmen no anda por allí. La he visto en Córdoba.
ResponderEliminarMUCHO ÁNIMO Y PACIENCIENCIA CON EL WIFI.......hemos llegado hasta nuestros días sin él.