sábado, 12 de noviembre de 2016

La ruta de las escuelas (17 a 21 de octubre)



Uno de los principales objetivos de Nopoki es la formación de maestros que puedan impartir clases en castellano y sus idiomas maternos cuando regresan a sus comunidades. En su último año, los estudiantes de educación hacen unos meses de práctica en diversas comunidades. Estas suelen ser pequeñas y aisladas, pero hay también varias alrededor de Atalaya.
La semana pasada acompañamos al infatigable Padre Curro, en su visita a varias comunidades Asháninkas cercanas. El lunes visitamos las escuelas de Garzacocha, Ipaniquiari y Canuja. En la primera, la comunidad más necesitada, solo había dos aulitas de primero a sexto. Una choza de madera repleta de niños sonrientes y mirada curiosa ante los dos gringos blancos y gigantes.
A cambio de unas canciones en su lengua, el Padre Curro deleita a todos con un repertorio sobre los dedos de la mano y el amor de Dios. Siempre se nos quedará la imagen del Padre cantando con los chicos en su voz de barítono ronco, ignorando el dolor insoportable de su rodilla y manteniendo su sonrisa contagiosa. Un misionero de ejemplo, comprometido con todo corazón
Al final repartimos chochokis a diestra y siniestra (quien lo encuentre en Google se gana uno), además de material escolar donado desde Córdoba y arrastrado en nuestra famosa maleta solidaria. Sobre todo los lápices de colores iluminaron las caritas de los pequeños.
                                                              Escuela de Garzacocha
Ipaniquiari es bastante más grande y ya cuenta con carretera propia de barro, aunque hay que atravesar el campo de fútbol para llegar a ella. Que los maestros en práctica de Nopoki encajan bien allí, queda patente por la pandilla de niños que les siguen como pollitos a todas partes.
El enclave de Canuja se encuentra en un promontorio espectacular sobre el río Tambo, y cuenta también con dos aulitas, de primero y segundo en una, y de tercero a sexto en otra. De nuevo destaca el arte y amor de la enseñanza por la decoración artesanal de las aulas, con mensajes claros y sencillos en ambas lenguas.

     Padre Curro deleita a todos con un repertorio sobre los dedos de la mano y el amor de Dios


 
                                                          Canuja sobre el río Tambo
Desafortunadamente tenemos que recortar la visita porque algunos que nos acompañan no quieren perderse la comida, así que nos quedamos con el sudor puesto y las ganas del baño prometido.
Para completar la ronda, fuimos el jueves a visitar las comunidades de Aerija y Sapani, con la pick-up hasta la bola de alumnos con ganas de bañarse. Aerija se encuentra a media hora andando desde Nopoki, pero cuesta por lo menos otra media hora más atravesarla, a pesar de contar con un puñado de casas dispersas. Después de cantar la canción de los dedos en la primera aula, el Padre Curro se queda sin aliento, y le pasa la batuta a Carmen, que suda la gota gorda cantando la canción del cocodrilo y el orangután. Me mira de reojo, pero afortunadamente ya no quedan más aulas… (A pesar de ser holandés, es increíble la capacidad que tiene Marco para hacerse el sueco… CARMEN DIXI ;-)


Escuela de Aerija

Rumbo a Sapani me pongo de pie detrás de la cabina para montar el pick-up como una tabla de surf y disfrutar del exuberante paisaje selvático. Y quemarme la cara. En la siguiente escuela, nos dejan directamente solos en el aula, y le hacemos la competencia al Padre con la canción de los deditos. El Amor de Dios se queda en el aire… Ya no quedan chochokis, y Carmen sigue cantando con la esperanza de que llueva.
Después de una carrera de rally atravesando ríos y montes, llegamos al tan esperado oasis de la cascada para bañarnos. Cada uno se cambia como puede, o se tira con todo y ropa directamente al agua. Hay de todo, poza, salto, jacuzzi y peces limpiadores de piel, todo 100% natural y sin recargo. 


Salimos a regañadientes para llegar tarde al almuerzo. Y eso que había arroz con frijoles y plátano. Pero disfrutamos como enanos con una coca cola y una ensalada improvisada de palta (aguacate) y tomate con sal y limón verde.
La semana termina igual de movida que comenzó. El cumpleaños del Padre Curro se alarga desde el miércoles por la noche hasta el sábado de madrugada. Parece una boda gitana. El viernes cenamos res asada con yuca zancochada en la casa parroquial, acompañada con un buen vino en bota entre flautas y ritmos peruanos. ¿Y quien iba a pensar que Carmen bailaría unas Sevillanas con un Padre maño en la selva central de Perú...?  (Y que Marco bailaría esa noche más que en toda su vida, lambada incluida, para envidia de algunos y algunas... CARMEN DIXI ;-)

1 comentario:

  1. Yo quiero chochokis de naranja. Ya sé que Carmen no anda por allí. La he visto en Córdoba.
    MUCHO ÁNIMO Y PACIENCIENCIA CON EL WIFI.......hemos llegado hasta nuestros días sin él.

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