La Primera Semana
La Universidad Intercultural Bilingüe de Nopoki es un
proyecto que se viene sembrando poco a poco desde los años setenta. Nace y se
sustenta de la mente visionaria y labor incansable de Monseñor Gerardo Zerdin,
Obispo del Vicariato de San Ramón, hombre renacentista de barba blanca y mirada
sabia, polifacético, políglota y erudito, a la vez que humilde, abierto y
accesible. Desde luego que todo proyecto es un trabajo de equipo, pero uno se
pregunta que mantendrá a flote a Nopoki cuando se retire...
El campus se encuentra a las afueras de Atalaya, rodeado de
una lujosa vegetación esmeralda. Una sola calle de grava de río comunica todas
las facilidades. Al lado de la entrada se encuentran directamente el lujoso
albergue de voluntarios y la posta médica fantasma. A continuación están las
aulas, que se disponen de dos en dos en edificios de una sola planta, con luz
natural y ventilación cruzada, si es que hay viento.... Mas adentro se
encuentran el campo de fútbol, una aula magna abierta para usos múltiples (el
SUM de la EOI), los talleres de manualidades y carpintería, las malokas (con k)
de los comedores, las lagunas de la pisci-granja, y al final la cuadra del
albergue de estudiantes con sus cuatro bloques de dormitorios alrededor de la torre
de agua. Las cubiertas son de ala ancha, y las ventanas tienen lamas de madera
de cedro y mosquiteras en vez de vidrio, que aquí no hace falta. Aquí, o te
empapas de sudor bajo el sol ardiente o de agua tibia bajo la lluvia
torrencial. Frío solo se pasa bajo la ducha, mañana, tarde y noche, digan lo
que digan, menos si te apañas como Carmen, con su truco patentado. Marco
aguanta el tipo.
La misa del primer Sábado antes de la cena es en Shipibo,
una de las lenguas nativas. Es una reunión festiva, en la cual Monseñor Gerardo
interactúa informalmente con los estudiantes, resaltando el concepto de la
perseverancia. Los estudiantes van vestidos con los trajes de su etnia, y el
espacio iluminado bajo la maloka es una concentración de color en la oscuridad
profunda de la noche. Los zancudos se ceban sin discreción ni discriminación.
Después de la ceremonia nos presentamos a los estudiantes y
nos dan la bienvenida, con canciones en distintas lenguas. Al dispersarnos,
algunos ya se acercan para conocernos y preguntar si podemos ayudarles con
clases de apoyo en castellano.
El Domingo por la tarde regresa Rafa de su corrida
intestinal por la salmonela y su recorrido emocional por el Gran Pajonal. Viene
cargado de fruta regional que le han regalado por el camino, y una cámara llena
de fotos. Por la noche salimos con el Padre Curro para inundarnos de chelas en
el Karaoke local. No llegamos a cantar, porque nos echaron.
El primer día de clases vamos a la caza y captura de
profesores. Rápidamente reconocemos a Darinka, profe de lengua y literatura, y
de la que tanto nos había hablado Selva María. También a Juan, profe de
historia y Pancho, profe de religión, todos igual de simpáticos y acogedores.
Lo primero que nos proponen es un curso intensivo de Inglés.
Hay exámenes esta semana, por lo que los estudiantes andan
mas bien agobiados. A Carmen la reclutan los profes directamente a primera hora
para suplir la clase avanzada de lengua y literatura, ya que Ada está a punto
de dar a luz. A Marco lo atrapan unos estudiantes con preguntas de estadística
que ya ni le suenan ni a chino, y le obligan a encerrarse en la biblioteca con
los libros del curso.
Nos apuntamos a clase de Shipibo con Saúl. Si cerramos los
ojos en su clase, suena como si estuviéramos en Hawai. Ahora sabemos porque
sonríen tanto aquí. Y con un kebanon, eara moa kai, nos despedimos hasta la
siguiente...
aula de lengua y literatura castellana
Con Darinka y Saúl camino a la maloka después de
nuestra clase de Shipibo