viernes, 7 de octubre de 2016

El viaje de Marco y Carmen



El Viaje – lo que nunca te cuentan y debes de saber...

28.09.16 – 01.10.16

Llegamos al aeropuerto de Lima tras doce de vuelo, con una hora de adelanto. El equipaje luego sale con una hora de retraso. No nos acordamos como era la maleta solidaria, y todas las demás parecen igual. Todas llevaban el mismo lazo peruano. Al salir, cargados como Platero y yo con, no hay nadie esperando, ni Wifi que funcione. Por fin llega Samuel y pregunta si queremos irnos a Nopoki ya o preferimos desayunar primero. Optamos por el desayuno, que tomamos en su casa con su familia después de una vuelta turística suicida por el tráfico de Lima, donde los peatones se juegan la vida y los semáforos sirven de adorno de navidad. Nos ofrece llevarnos a cambiar dinero y vemos el resto del tráfico de Lima.
La salida, prevista para las 10 de la mañana se alarga algo hasta las 5 de la tarde, y nos despedimos del trafico de la capital en la oscuridad para toparnos con la del resto del país. Con las maletas de Setem, los encargos de última hora para el Monseñor, y media familia de Samuel vamos como sardinas en una centrifugadora. No sé como serán los Andes, que se esconden tras las tinieblas nocturnas y los humo nocivos del camión de enfrente, pero el coche da más vueltas que las pipas de una maraca y más saltos que una rana en un sartén. El estómago nos sale hasta por las narices, con todo y doble ración de mate de coca, mientras que la música popular pita, chilla y nos rebota por el cráneo, y la noche nublada se llena de estrellas.
Con cada hora que pasa, falta por lo menos otra más, hasta que Samuel mismo ya no tiene ni idea de por donde va la carretera. Hacemos curvas hasta por donde no las hay, sin mencionar los rompe-muelles que aparecen cada vez que cerramos un ojo.  Llegamos a la casa de los Franciscanos en San Ramon a las 4 de la madrugada, dos horas después de haber pasado el cartel de bienvenida al pueblo, y cinco minutos antes de que empiece a cantar el gallo frente a la ventana. Con todo eso nos despertamos tan frescos a las 7:30.
Enlatados de nuevo, vemos por primera vez algo del paisaje Amazónico, que se ve curiosamente seco. Comemos en Satipo y nos despedimos de la familia de Sanuel, para adentrarnos en la selva propia. Paramos para sacarle la foto al nuevo puente y se acaba el asfalto. El camino de tierra nos sacude aun mas polvo del que nos echa. Saltando como canicas, llegamos a Atalaya a medianoche y damos gracias a Dios sobre un plato rápido de comida China.
Nos despierta la venta de pescado a las 7, y Samuel ha desaparecido. Salimos en busca de comida y nos encontramos con Monseñor Gerardo, quien nos invita a compartir un desayuno de cinco estrellas bajo la maloca, un pabellón abierto con cubierta de hoja de palma. Nopoki es un entorno de ensueño, digno de una luna de miel exótica, y la bienvenida es tan cálida como el aire tropical.
Bajamos luego a la cocina donde ya están limpiando 160 peces recién cosechados. La cocinera nos pregunta si somos madre e hijo. La siguiente donación tendrá que ser de gafas graduadas.
El fin de semana antes de exámenes hay poca actividad en la universidad, y aprovechamos la oportunidad para explorarlo y conocer el pueblo de Atalaya, un tablero de ajedréz de lodo y lata hasta la bola de mototaxis. Nos miramos y nos preguntamos quien nos ha mandado a meternos aquí. Y con ese pensamiento, una coca-cola y una bolsa de plátano frito, regateamos el pasaje para subirnos al primer cachivache rodado, cascarnos un poco mas los huesos y volver al albergue devoluntarios. Después de una ducha fría, entre el grillo del baño, el glú-glú y croa-croa de las ranas, el gallo desorientado del vecino, los perros del guardián, los gatos en celo, el zumbido de los mosquitos y los ruidos nocturnos indefinidos de la jungla, nos hundimos en nuestros colchones para esperar el nuevo día con los ojos abiertos…

                                                             la maloca
                                       Limpiando los 160 pececitos
 continuará...

10 comentarios:

  1. Hola Carmen....que no lo habia visto...y yo diciendole a tu compi que te dijera que escribieras....qye alegria vez que no has perdido tu sentido del humor...y como se nota que eres de letras amiga.
    Espero volver a leeros pronto...que si acaso les contagies con tu risa y tu sentido del humor tan peculiar....esa Universidad sera sin djda un poco mas divertida.
    Que aprendais todos mucho...como lo hacemos desde aqui los que os seguimos. Recuerdos de las niñas de Calasancio...no dejan de preguntar por su campeona. Muchos besos...Susana

    ResponderEliminar
  2. Carmen... soy Julia, me ha encantado tu descripción novelesca de vuestras peripecias... que tu humor siga impregnando vuestra estancia en tierras tan lejanas... que nosotros aquí de esta manera, te sentimos cerquita...
    Hasta muy prontito!!! Y sigue escribiendo

    ResponderEliminar
  3. Gracias chicas, el gran redactor jefe Marco ha sido el artífice porque con tanta risa yo no podía, vaya pareja le ha caído a Nopoki!!

    ResponderEliminar
  4. Hola Teacher. A quien se le ocurre irse tan lejos? Espero que estes bien. Disfruta y cuídate. Un abrazo y de la Pepa.
    Jalleras.

    ResponderEliminar
  5. Es toda una aventura,ya iremos conociendo lo que os depara el siguiente capitulo !!!

    ResponderEliminar
  6. Es toda una aventura,ya iremos conociendo lo que os depara el siguiente capitulo !!!

    ResponderEliminar
  7. El hola anterior es de Pepe....para enseñarme cómo hacerlo desde Zaragoza.....ya ves tienes una hermana que si consigue enviarlo es por ser "maña tozoduda"....lenta pero aterrizaré. Un beso (a repartir)

    ResponderEliminar
  8. Gracias hermanitos, repartiremos abracitos...

    ResponderEliminar
  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar