La semana pasada asistimos al teatro de fin de curso que
organizaron los alumnos del 7º ciclo para dar a conocer las tradiciones de sus
comunidades a sus compañer@s.
La primera representación
fue protagonizada por alumn@s de la etnia Matsigenka, que representaban
la forma en la que los curanderos trataban a los miembros de la comunidad que
requieren de sus servicios. Nos cuentan que en las comunidades se curan las
personas usando las propiedades de las plantas y a través de la alimentación.
Parece ser que este conocimiento está muy extendido en la población. (Foto 1)
La segunda representación trataba del ritual que se hacía en
la comunidad ashaninka cuando una chica tenía su primera menstruación. En ese
momento era separada de su familia y permanecía durante tres meses en una
cabaña con su abuela, que le enseña cómo hilar algodón y otras tareas
importantes a desempeñar en su papel de esposa. Cuando pasaban los tres meses
la chica salía a la chacra a recoger yuca, preparaba masato y volvía al hogar
de sus padres donde se hacía reunión entorno al masato para celebrar la vuelta
de la hija y que ella ya estaba en edad casadera.
La última representación se centraba en el ritual de la
ablación que se ha estado haciendo hasta hace un par de generaciones en las
tribus shipibas. La mutilación del clítoris de las niñas de once o doce años
tenía lugar en una ceremonia en la que se invitaba a familiares y conocidos de
la familia. Todos se sentaban en círculo y empezaban a beber masato (ver foto
2) cuando la niña se encontraba en un estado avanzado de embriaguez era apartada
del resto y se le practicaba la ablación. A la mañana siguiente se despertaba
con dolor y sin saber muy bien qué había pasado. El narrador de la
representación comenta las razones de esta tradición:
- así “se evitaba que las mujeres tuvieran muchos hijos”;
- las mujeres mutiladas “no sufría la burla de los hombres”,
que acostumbrados a que fuera así se reían de las mujeres que sí tenían
clítoris;
- de esta forma “se evitaba que las mujeres fueran
promiscuas”
Preguntamos a las alumnas shipibas y nos dicen que ellas no
han sido castradas, pero que hasta la generación de sus abuelas sí estaba
extendida esta práctica.
Así han sido las cosas en la selva hasta hace un par de décadas.
Increíble! No sabía nada de éstas cosas!
ResponderEliminar