miércoles, 29 de julio de 2015

EL TEATRO DE FIN DE CURSO DEL ALUMNADO DE 7º CICLO

La semana pasada asistimos al teatro de fin de curso que organizaron los alumnos del 7º ciclo para dar a conocer las tradiciones de sus comunidades a sus compañer@s.
La primera representación  fue protagonizada por alumn@s de la etnia Matsigenka, que representaban la forma en la que los curanderos trataban a los miembros de la comunidad que requieren de sus servicios. Nos cuentan que en las comunidades se curan las personas usando las propiedades de las plantas y a través de la alimentación. Parece ser que este conocimiento está muy extendido en la población. (Foto 1)
La segunda representación trataba del ritual que se hacía en la comunidad ashaninka cuando una chica tenía su primera menstruación. En ese momento era separada de su familia y permanecía durante tres meses en una cabaña con su abuela, que le enseña cómo hilar algodón y otras tareas importantes a desempeñar en su papel de esposa. Cuando pasaban los tres meses la chica salía a la chacra a recoger yuca, preparaba masato y volvía al hogar de sus padres donde se hacía reunión entorno al masato para celebrar la vuelta de la hija y que ella ya estaba en edad casadera.
La última representación se centraba en el ritual de la ablación que se ha estado haciendo hasta hace un par de generaciones en las tribus shipibas. La mutilación del clítoris de las niñas de once o doce años tenía lugar en una ceremonia en la que se invitaba a familiares y conocidos de la familia. Todos se sentaban en círculo y empezaban a beber masato (ver foto 2) cuando la niña se encontraba en un estado avanzado de embriaguez era apartada del resto y se le practicaba la ablación. A la mañana siguiente se despertaba con dolor y sin saber muy bien qué había pasado. El narrador de la representación comenta las razones de esta tradición:
- así “se evitaba que las mujeres tuvieran muchos hijos”;
- las mujeres mutiladas “no sufría la burla de los hombres”, que acostumbrados a que fuera así se reían de las mujeres que sí tenían clítoris;
- de esta forma “se evitaba que las mujeres fueran promiscuas”
Preguntamos a las alumnas shipibas y nos dicen que ellas no han sido castradas, pero que hasta la generación de sus abuelas sí estaba extendida esta práctica.
Así han sido las cosas en la selva hasta hace un par de décadas.






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